OBESIDAD INFANTIL: FACTORES DE RIESGO, CONSECUENCIAS Y LA IMPORTANCIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN SU PREVENCIÓN.

samuel1637

Publicado:2 de July de 2023

Autora: Isleidy Alvarez Hernández, MSc. Cuba

OBESIDAD INFANTIL: FACTORES DE RIESGO, CONSECUENCIAS Y LA IMPORTANCIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN SU PREVENCIÓN.

Autora: Isleidy Alvarez Hernández, MSc. Cuba
La obesidad infantil es un trastorno multifactorial que resulta de la interacción entre factores genéticos, ambientales, socioeconómicos y comportamentales. Su prevalencia ha aumentado significativamente en las últimas décadas, y sus consecuencias para la salud son alarmantes. La comprensión de los mecanismos subyacentes a esta epidemia y la implementación de intervenciones efectivas son fundamentales para revertir esta tendencia preocupante.

La obesidad es un factor de riesgo asociado con frecuencia a trastornos crónicos como hipertensión, diabetes, hiperlipidemia y enfermedades cardiovasculares que afecta no sólo la salud sino también la imagen corporal y por ende la calidad de vida de las personas que la padecen, sin embargo, puede mantenerse controlada por algunos cambios en los estilos de vida como son la dieta y el ejercicio físico.

La obesidad es el incremento del tejido adiposo por encima de un nivel determinado para la talla de un patrón de población normal promedio, (Organización Mundial de la Salud, 2002). En más del 90% de los casos es el resultado de un desbalance entre la ingesta alimentaria excesiva y el gasto calórico disminuido.

Este aumento de peso exagerado condicionado por una elevada ingesta y conductas sedentarias se denomina exógena, la llamada endógena que representa el 10% de los casos está condicionada por razones genéticas, endocrino-metabólicas u otras enfermedades (Organización Mundial de la Salud, 2002). La diferencia entre ambas denominaciones en ocasiones se dificulta, aunque muchos obesos prefieren el diagnóstico de endógeno pues ello salva su responsabilidad individual y social. Es más elegante “enfermo” que “indisciplinado”.

Las consecuencias en la salud de la obesidad (físicas, emocionales y sociales) son significativas. La diabetes tipo 1 es común entre los niños obesos, junto con colesterol elevado, presión arterial alta, problemas para dormir, cálculos biliares, problemas ortopédicos, equilibrio dañado y otros problemas físicos. Emocionalmente, los niños obesos pueden sufrir de baja autoestima, imagen corporal negativa y depresión. Socialmente, los niños obesos son propensos a enfrentarse con abusos, discriminación y estigmatización.

A continuación, se realizará una valoración extensa y detallada de los factores de riesgo más relevantes asociados con la obesidad infantil, como la predisposición genética, la alimentación inadecuada, la falta de actividad física, el entorno obesogénico y los factores socioeconómicos:

  • Predisposición Genética: Existe evidencia de que la obesidad tiene una base genética, lo cual implica que algunos niños pueden tener una mayor predisposición a desarrollar esta condición. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la genética no determina por completo la obesidad, y el entorno y los comportamientos individuales también juegan un papel crucial.
  • Alimentación Inadecuada: Una alimentación inadecuada, caracterizada por el consumo excesivo de alimentos altos en calorías, grasas saturadas, azúcares y alimentos procesados, contribuye de manera significativa al desarrollo de la obesidad infantil. La falta de una ingesta equilibrada de frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros puede llevar a un desequilibrio energético y al aumento de peso.
  • Falta de Actividad Física: La falta de actividad física es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de la obesidad infantil. Los niños que llevan una vida sedentaria y no participan regularmente en actividades físicas tienen un mayor riesgo de acumular grasa corporal y desarrollar sobrepeso u obesidad. La actividad física regular no solo ayuda a controlar el peso, sino que también mejora la salud cardiovascular, fortalece los músculos y los huesos, y promueve un estilo de vida saludable en general.
  • Entorno Obesogénico: El entorno en el que viven los niños puede influir en sus hábitos alimentarios y niveles de actividad física. Un entorno obesogénico se caracteriza por la fácil disponibilidad de alimentos poco saludables y altos en calorías, así como por la falta de oportunidades para realizar actividad física. La presencia de publicidad de alimentos poco saludables, la falta de áreas verdes para jugar y la dependencia de la tecnología son ejemplos de factores ambientales que contribuyen a la obesidad infantil.
  • Factores Socioeconómicos: Existen disparidades socioeconómicas en el desarrollo de la obesidad infantil. Los niños de familias con bajos ingresos tienen un mayor riesgo debido a la disponibilidad limitada de alimentos saludables y opciones de actividad física, así como a la falta de acceso a servicios de atención médica y educación nutricional.

Es fundamental destacar la importancia de la actividad física en la prevención y el tratamiento de la obesidad infantil. La actividad física regular no solo contribuye al gasto calórico y al mantenimiento de un peso saludable, sino que también mejora la composición corporal, fortalece el sistema cardiovascular, estimula el desarrollo muscular y óseo, y promueve habilidades motoras fundamentales.

En edades tempranas, la actividad física juega un papel crucial en el desarrollo saludable de los niños. A través del juego activo y la participación en actividades deportivas, los niños pueden desarrollar habilidades motoras, coordinación, equilibrio y resistencia física. Además, la actividad física fomenta un estilo de vida activo, enseña habilidades sociales, promueve la autoconfianza y reduce el estrés.

Es importante fomentar la actividad física desde la infancia, tanto en el entorno familiar como en el escolar. Los padres y cuidadores deben proporcionar oportunidades para que los niños se muevan y jueguen de manera activa, limitando el tiempo sedentario frente a pantallas. Además, las escuelas deben ofrecer programas de educación física de calidad, promover la participación en deportes y actividades recreativas, y crear entornos activos.

Es fundamental que los profesionales de la salud y los educadores promuevan la importancia de la actividad física y brinden orientación sobre la cantidad y la intensidad adecuadas de ejercicio para los niños. Asimismo, se deben establecer políticas y programas a nivel comunitario y gubernamental que faciliten el acceso a espacios seguros para jugar y realizar actividad física, así como promover políticas de alimentación saludable en escuelas y entornos públicos.

En conclusión, la obesidad infantil es una preocupación creciente a nivel mundial y está influenciada por diversos factores de riesgo, como la predisposición genética, la alimentación inadecuada, la falta de actividad física, el entorno obesogénico y los factores socioeconómicos. La actividad física desempeña un papel fundamental en la prevención y el control de la obesidad infantil, ya que no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también promueve el desarrollo físico, emocional y social de los niños. Es imperativo implementar estrategias integrales que aborden estos factores de riesgo y promuevan un estilo de vida activo y saludable desde las primeras etapas de la vida

 

 

 

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